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Alboreá

Las alboreas o alborea es un palo o cante flamenco. Su nombre proviene de las coplas denominadas alboradas cuya denominación hace referencia al albor que es la primera luz del amanecer. Tiene origen castellano.Es un tipo de cante que en raras ocasiones se interpreta en recitales flamencos, pues esta lleno de supersticiones. Generalmente se emplea durante las bodas gitanas y el tema de la copla esta relacionado con la virginidad de la novia. . Para la mayoría de los cantaores gitanos es un cante que debe reservarse para el ambiente de la boda y no debería cantarse fuera de contexto.
 

Alegrías

Las alegrías son un cante festero flamenco que forma parte del grupo de las cantiñas, que son los cantes de Cádiz por excelencia. Su copla o estrofa suele ser de cuatro versos octosílabos o ser la estrofa que recibe este mismo nombre: alegría. Su melodía es de carácter festivo e incita al baile. Su ritmo está condicionado por la métrica del compás de la soleá, pero se diferencia de la soleá en que su tempo es mucho más rápido.
Parece que la alegría deriva de la jota navarro-aragonesa, que enraizó en Cádiz durante la ocupación francesa y la celebración de las Cortes de Cádiz. Por eso sus letras clásicas contienen tantas referencias a la Virgen del Pilar, el río Ebro o Navarra.

 

Bambera

Las bamberas o bambas surgen de aflamencar el "cante de columpio" del folclore tradicional andaluz. Estos cantes eran conocidos como bambas o mecederos, que eran cantados al ritmo del bamboleo del columpio.

José de Bisso en su Crónica de la provincia de Sevilla (1868) lo cuenta así: "Las Vampas o Bambas son un doble columpio que se suspende de un grueso árbol, por lo ordinario nogal, y se atraviesa con una tabla bastante resistente; colocase en ella la pareja que se mece mientras hace el corro y cantan e impulsan la vampa. Regularmente cada copla de uno de los del corro es contestada por otra de los del columpio; pero lo original es que para estas ocasiones guardan los amantes todas sus quejas, sus celos, desdenes, y, con una imaginación viva y perspicaz, improvisan expresivas canciones, de un momento en que median reconvención y ternezas, galanterías o resentimientos, desaires o desahogos de contenida pasión".

El origen de la bambera se debe a la Niña de los Peines en compás de fandangos, reelaborada en 1970 por Fosforito, acompañado de Paco de Lucía, que le impuso el ritmo definitorio al compás de doce tiempos de la soleá (algo acelerada). Morente, en su disco Lorca, hace este cante por tangos.
 

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Palos del flamenco

Se conoce como palo a "cada una de las variedades tradicionales del cante flamenco". Los palos pueden clasificarse siguiendo varios criterios: Según sea su compás, su jondura, su carácter serio o festero, su origen geográfico etc.
 

Bulerías

Bulerías son un palo bullicioso, fiestero y alegre del flamenco. Se distinguen por su ritmo rápido y redoblado compás que se presta mas que otros cantes al jaleo y las palmas. Suelen ser el baile con el que se remata toda juerga flamenca (donde formando un semicírculo y de uno en uno, los intérpretes van saliendo a bailar una parte de la pieza musical.)

Las bulerías derivan de la Soleá ya que el "Loco Mateo", su primer intérprete, remataba de esta manera sus solerares (o soleás). Se caracterizan por su cante bullicioso, generalmente para bailar, cuyo origen data de finales del siglo XIX. Se distinguen por su ritmo rápido y redoblado compás, que admite mejor que ningún otro estilo, gritos de alegría y expresivas voces de jaleo. Su tonalidad puede ser Mayor o menor. Sin embargo las más flamencas (con más pellizco) se encuentran en modo dórico.
 

Cantiña

La cantiñas son un grupo de palos flamencos característicos de la ciudad de Cádiz, los Puertos y Jerez de la Frontera. Por ello es sinónimo del término "cantes de Cádiz". Dichos palos son las alegrías, el mirabrás, las romeras, los caracoles, las rosas y las cantiñas en sí. La métrica de todos ellos es el compás de la soleá, pero por su carácter festero, el tempo es más rápido. Sus melodías no son modales sino tonales, suponiéndose que conservan frases y motivos de tonadas populares en el área gaditana durante los años de la Guerra de la Independencia Española, entre ellas la "jota de Cádiz".
 

Caña

La caña es un palo flamenco, que históricamente se ha considerado como el más importante de todos ellos.

Estébanez Calderón, en sus Escenas Andaluzas llamó a la caña "tronco primitivo de los cantes andaluces", y el profesor García Matos aseguraba que provenía de una antiquísima canción andaluza. Sin embargo, otros autores discuten esta etimología musical, al menos parcialmente, relacionándola con la soleá, o con la Toná, propuesta ésta de difícil demostración.

La caña ha sufrido un gran número de modificaciones a lo largo de la historia, siendo Curro Dulce, Silverio y Antonio Chacón los cantaores que mejor lograron captar su esencia. Sería éste quien la dulcificó y le dotó de su rítmica ideal, aunque actualmente es un cante que no cuenta con la preferencia de intérpretes ni público, dado su carácter monótono y su escasa carga emocional, prefiriéndose la soleá y la seguiriya.
 

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Caracoles

Proceden de las cantiñas bailables, concretamente de una cantiña denominada "La caracolera", y su desarrollo está vinculado al Madrid de finales del siglo XIX. Distintos cantaores fueron añadiéndole tercios o fundiendo con ella otras cantiñas, pero se considera que José de Sanlúcar fue el primero en dar grandeza a este cante, antes de que Antonio Chacón se convirtiera en su mayor mantenedor y propagador. Después, cantaores como el Niño de Almadén (Jacinto Antolín Gallego, originario de Almadén, Ciudad Real) mantuvieron este palo.

Hoy en día, se trata de un cante muy poco utilizado.
 

Colombiana

Colombiana o colombianas, es un tipo de cante flamenco (palo flamenco) que fue creado por el cantaor Pepe Marchena en 1931. Se considera una de los estilos más recientes dentro de este arte musical.

En 1932, el mismo Pepe Marchena grabó una versión de Colombiana acompañado por el guitarrista Ramón Montoya. El texto contiene 6 versos de ocho sílabas y el ritmo esta influenciado por la música cubana, al igual que ocurre con otros palos flamencos de influencia hispanoamericana, como la guajira, la milonga y la rumba.

 

Pepe Marchena

A partir de su creación, este estilo se divulgó rápidamente y fue bien acogido por el público, aunque los puristas lo consideran alejado de los cantes auténticos.Ha sido interpretada por diversos artistas, destacando la versión bailada por Carmen Amaya, la instrumental interpretada por Paco de Lucía o las cantadas por Pepe el Molinero, Rocío Jurado o Ana Reverte que le añade una serie de matices personales. También es célebre la colombiana Serranía del Brasil, que interpretaba La Niña de la Puebla formando un duo con su marido Luquitas de Marchena.

 

Fuente: La Guitarra del Sur

 

 

Martinete, Tona y Debla


Los martinetes son la derivación fragüera de las tonás. Se afirma que era un cante que se inició al calor de las herrerías gitanas de Cádiz / Jerez y Sevilla / Triana; que su denominación de martinete deriva del insustituible martillo con que trabaja el gremio de los herreros. El martinete es un cante valiente, que normalmente se hace proyectando la voz por una sucesiva escala ascendente, aunque a veces se interpreta con menor efusividad dejando para el alarde final una toná grande o la debla. En su calidad de estilo poderoso es impensable, aunque por ahí lo encuentren escrito, que se cantara mientras se trabajaba sobre el hierro. Esa titánica labor implica un esfuerzo corporal incompatible con gorgoritas de elevado énfasis. Será más verosímil pensar que estos cantes se hacían en los descansos, mientras el hierro se calentaba, por ejemplo. Flamencos fragüeros así lo afirman. Existen en la zona de Los Puertos unos antiguos martinetes-corridos (véase carceleras), que se decían consecutivamente, tomándole el pié un cantaor a otro, y que siguen un triste argumento carcelario.

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Cartagenera

La cartagenera es un palo del cante flamenco propio de la Sierra minera de Cartagena-La Unión.
Los cantes minero-levantinos son un estilo flamenco que se desarrollaron en el siglo XIX en la Sierra minera de Cartagena-La Unión como resultado de las grandes migraciones de andaluces, especialmente almerienses a ,esta región.

De la malagueña, la granaína y el taranto de Almería, palos herederos del fandango, traídos por los obreros andaluces y su contacto con los fandangos locales, surgieron los denominados cantes minero-levantinos:
La cartagenera consta de cuatro o cinco versos octosílabos. Procede del "aflamencamiento" de los fandangos locales del siglo XVIII. No trata temas mineros.

Desde el año 1961 se celebra en La Unión todos los meses de agosto el Festival Internacional del Cante de las Minas. En este festival se rememoran aquellos cantes, que sufridamente alzaban los antepasados mineros durante su largo día de trabajo dentro de la mina y se ha convertido en uno de los festivales más importantes del mundo del flamenco en España.

Sus principales intérpretes son Pencho Cros, Antonio Piñana, Encarnación Fernández, Fosforito y José Sorroche.

 

Fuente: La guitarra del sur
 

Fandango

En su origen el fandango es una danza cantada que se comienza a popularizar a partir del XVIII en Andalucía, que se repetirá a partir de estas fechas en numerosas tonadillas y otros géneros lírico-teatrales, así como en canciones y obras instrumentales de todo tipo. Pudo surgir en el ambiente teatral-tonadillero que se bailaba en Cádiz (puerta de América), traído por los que regresan de las Indias. A finales del XVIII ya forma parte del repertorio popular andaluz junto a la malagueña y el polo. Este fandango aquí descrito, sin embargo, representa una forma arcaica que no coincide en lo musical con lo que conocemos hoy como fandango andaluz, aunque sí existen algunos elementos comunes, como la cadencia andaluza con función de ritornelo o variación instrumental, que encontramos por ejemplo en el fandango del padre Antonio Soler, o en el "fandango indiano" atribuido a Doménico Scarlatti, entre otros muchos que existen en la literatura musical española del XVIII. Esta cadencia, como ya hemos explicado, es básica en la configuración de la tonalidad flamenca. Del frondoso árbol del fandango andaluz se desprenden numerosas variantes que agrupamos en fandangos comarcales y los naturales o personales también conocidos por artísticos y fandanguillos. Los fandangos comarcales son muy numerosos, diferenciándose claramente los de Huelva, provincia donde se han desarrollado numerosas variantes de los malagueños, con su característico ritmo abandolao (ver). Los personales o naturales son aquellos que determinados creadores flamencos han realizado según su particular apreciación del género sazonándolos con giros y guiñas de otros cantes. Pero no sólo los comarcales o personales son fandangos, también las malagueñas y los cantes de Levante se realizan sobre el armazón armónico del fandango andaluz, por eso los incluimos, también, en este gran complejo genérico.

 

Fuente: Flamenco de la A a la Z
 

Farruca

La farruca es uno de los palos flamencos más recientes.

Su origen se encuentra en el folclore del Norte de España, traído a Andalucía a mediados del siglo XIX, por los mozos que venían a trabajar como temporeros, o a establecerse como taberneros o freidores de pescado, siendo después adaptada por los músicos andaluces, aflamencándose. La versión flamenca de este cante se popularizó enormemente en la primera mitad del siglo XX, intérpretandose con aire de soleá.

 

Fuente: La guitarra del Sur

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La Saeta

La saeta (de sagita, flecha) es un canto religioso tradicional interpretado fundamentalmente en las procesiones de Semana Santa en España, especialmente en Andalucía y algunas zonas de Extremadura, Castilla La Mancha y Murcia.

En el siglo XIX, Antonio Machado Álvarez definía las saetas como "cancioncillas que tienen por principal objeto traer a la memoria del pueblo, especialmente en los días del Jueves y Viernes Santos, algunos pasajes de la pasión y muerte de Jesucristo (...) coplas disparadas a modo de flechazos contra el empedernido corazón de los fieles".

Las saetas cantadas actualmente son las llamadas saetas flamencas, que supusieron una transformación producida a finales del siglo XIX, a partir de otras primitivas saetas, más cortas y sobrias de estilo, que aún se pueden oír en algunos pueblos andaluces. La saeta flamenca presenta dos variantes principales: la saeta por seguiriyas, que es la más extendida, llamada de este modo porque su carácter y modo musical recuerda a la seguiriya flamenca; la otra es la saeta carcelera, de carácter algo más alegre.

La saeta se canta al paso de las imágenes de una procesión de Semana Santa, frecuentemente desde un balcón bajo. Al comenzar a oírse, y mientras los asistentes buscan el lugar de donde proviene la voz, el capataz del paso manda parar a la cuadrilla de costaleros. El saetero puede ser contratado por alguien de la cofradía titular de la imagen o ser un devoto espontáneo de la imagen deseoso de mostrar su devoción, o su arte. Las saetas son frecuentes al paso de las imágenes por su barrio, unas veces apagadas por el ruido ambiental o por la banda de música y otras en medio del silencio, representan una combinación confusa de sentimiento, arte y devoción.

 

Fuente: Wikipedia

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